Como todos los días caminaba por el vecindario
buscando algo nuevo, algo diferente, algo que deslumbrara mis ojos mientras el
sol brillaba para quemarme un poco, siempre caminaba por la misma calle
solitaria y callada en donde ni los pasos de los gatos se escuchaba, tan olvida
como los cementerios de guerra. Por las ventanas te observaban como si fueras
un desconocido, pero no es así, en esta pequeña comunidad todo el mundo se
conoce, todas las personas saben tu pasado, tu historia, pero claro lo guardan
para ellos, cualquier comentario sobre uno de nosotros es algo privado que
nunca sale de aquellas viejas casas llenas de miles de historias, yo las llamo “las
casas de los tesoros”.
Por ejemplo la señora Carlota vive en aquella vieja
casa desde que yo vivo aquí, era una casa elegante, siempre había visita,
entraba y salía gente a todas horas, se podía decir que era la casa más popular
del lugar. Recuerdo el día cuando se murió su esposo, la pobre ni salía a
caminar como siempre lo hacía, se había vuelto una fantasma... Mi madre antes
de marcharse de casa la cuidaba, le llevaba el desayuno y cuidaba del jardín,
intentaba hacer que saliera un poco de su habitación y dejará de lado la
tristeza, algo que nunca logro. Después de mi madre nadie se hace cargo de
ella, se puede decir que fue abandonada, de vez en cuando le llevo rosas rojas,
su flor preferida y hablo de su vida como si de verdad me importará, de esta
manera hago que se anime un poco.
Me detuve en una de las casas de la calle, esta se
encontraba deshabitada desde hace un buen tiempo, se podía decir que lleva 2
años sin un ser vivo en ella, al parecer
el señor Cedric decidió venderla cuando se gano la lotería, pero ¿por qué
venderla? Si es una casa hermosa, llena de flores y ventanas grandes, aunque
con unas cortinas gigantes que impedían que el sol traspasara los cristales, el
color gris que tenía le daba un aire de elegancia. Los vecinos me han dicho que
tal vez se mude su hijo, el cual se fue de casa para irse de viaje a Inglaterra,
dicen que es muy hermoso, con un toque frío que solo él sabe tener, su mirada
es la más extraña, como si escondiera su verdadera personalidad, según tiene mi
misma edad. 21. Pero no creo que alguien deje la hermosa Inglaterra para venir aquí, este pueblo callado y solo,
en donde las plantas son las únicas que viven con armonía y belleza, a este
poblado en donde hay más muertos que vivos.
Seguí caminando, iría hasta el parque y me
regresaría, todos los días hacia la misma rutina sin embargo de vez en cuando
me detenía en la playa para ver el amanecer, era algo bueno de esta comunidad,
que contaba con el mar a dos pasos de distancia brindando la tranquilidad que
solo él sabe dar. Salía de mi casa muy temprano para ver el amanecer reflejarse
en el mar, o simplemente sentir los primeros rayos de sol. Recordaba el nombre
del hijo de Cedric, Andrew se llamaba, lo recordaba, ¡cómo no recordarlo! Si
era una guapura de niño, tanto así que siempre jugueteábamos juntos, su cabello
negro hacían la combinación perfecta con sus ojos azules y su piel blanca como
la de su madre, la cual había visto en una foto que él siempre cargaba, era tan
blanca como el marfil con un tono pálido que lo hacía ver muy hermoso a los
ojos de cualquier persona. Tengo que confesar que desde pequeña me enamoraba. Cuando
se fue de su casa, apenas tenía 17 años, me dejo desconsolada, no podía creer
que él se fuera de mi lado y mucho menos a Francia, me desanimé muchísimo, lloraba todo el día y
recordaba todos los momentos que pase a su lado como si hubiera muerto.
Comencé a correr, por un momento mis sentimientos
volvieron, me había enamorado de mi vecino, de mi amigo, de mi cómplice, de mi
risas, de Andrew, como olvidarlo, aun que no lo puedo negar el chico era
extraño, siempre se encontraba leyendo, casi no salía, no le gustaba nadar, ni bailar,
era un solitario de verdad. Pero su forma de ser conmigo era lo contrario,
podíamos estar juntos todo el día lo cual el casi no hacía con sus amigos, se
podía decir que sacaba su lado alegré, conmigo podía ser lo contrario a lo que
siempre era, había vivido miles de momentos a su lado, pero nunca olvidaré
aquella tarde de abril…
-
¿Saldremos
hoy?, deberíamos…, siempre estás leyendo tus libros…, vamos, si quieres nos
compramos ropa, o salimos a caminar…
Andrew
me echo una miradita matadora y cerro de golpe el libro que leía, se levanto
del pasto y se me quedo viendo a los ojos.
-
No
quiero, ve tu, no necesitas de mi – dijo dándose la vuelta intentando evadir
las palabras-.
-
Claro
que necesito de ti, ¿quién me dirá que ese vestido me queda fatal?, pues tu
tontito, vamos te prometo llegar temprano, no nos pasara nada, aparte tu padre
llegara hasta mañana a tu casa – Dije intentando una escusa para que el saliera
conmigo-.
Se
dio nuevamente la vuelta y pude ver una leve risilla, algo que nunca hacía Andrew,
dejo el libro en la ventana de su casa y se volvió acercar a mí.
-
Está
bien iré, al fin y al caso siempre salgo contigo, podemos ir a esa nueva tienda
de ropa cerca del parque, yo te comprare el vestido… - Dijo mientras caminaba
lentamente hacia la calle-.
No
entendía como Andrew siempre tenía dinero suficiente para comprar todo lo que
el quisiera en un día, siempre decía que era una herencia familiar o que su
padre ganaba bien. A veces intentaba sacarle información sobre su familia pero
parecía que era como hablar con una pared, no decía nada más que “No necesitas
saber nada sobre mi familia”.
-
Sabía
que no te resistirías a mis encantos de quinceañera, siempre caes como un rayo
– le dije mientras lo seguía-.
Ese día fue el mejor, estuve con él todo el tiempo,
nos probamos toda la ropa del lugar, jugábamos con los sombreros en el espejo, él
me hablaba de la ropa que se usaba hace años como si él hubiera vivido en cada
una de esas épocas, parecía que había usado ropa de aquellos años, o su familia
era tan antigua que sabía de todas esas prendas viejas y finas. Andrew compro
un suéter de color negro, su color preferido,
y yo un vestido rosa que me quedaba hermoso, tanto así que él se sonrojo
al verme, pero su sonrojes era extraña, era más como un color muy claro que no
se lograba de ver a simple viste. Aquel día sentía que podía darse algo entre
los dos, pero que va no me atreví a más…
Pero que podía pasar entre los dos, el era tan cerrado en las cosas del
amor, tanto así que siempre rechazaba a las tontas de mi escuela, nunca se dio
la oportunidad de amar en esos tiempos.
Algunos lugares me traían más recuerdos de mi vida
con Andrew, conocía a su padre desde hace tanto tiempo, se puede decir que nos
mudamos casi el mismo día, cuando apenas teníamos 5 años cada uno según los
relatos que mi madre me dijo. Desde que mi madre conoció a la familia de Andrew
nos volvimos muy buenos amigos, tanto que podíamos pasar todos los días juntos
sin agredirnos, aunque a veces peleábamos… No recuerdo exactamente porque se
causaban esos alborotos entre nosotros… Andrew comía en mi casa casi siempre ya
que le fascinaba la comida de mi madre, decía
que era la más deliciosa, mientras tanto yo me quejaba de ella como si fuera la
peor comida de todo el planeta, diciendo que le faltaba sal, que tenía mucha
salsa, poca azúcar, mucha verdura, me empeñaba en criticarla cada vez que
probaba y decidía comer lo que mi madre me traía de algún restaurant.
Que podía decir de él, cuando cumplió los 16 se
volvió tan elegante, tan hermoso, y cada vez mas callado, parecía que con los
años se convertía en una persona demasiado solitaria, era tan callado, solo me
observaba y de vez en cuando reía con mis cosas de niña, daba alguna opinión de
lo que hacia y volvía a guardar silencio por mucho tiempo. Me celaba cada vez
que alguna niña se le acercaba a saludarlo, con esa típica mirada de coqueteo,
pero él sabía lo que ellas buscaban, sabía quiénes eran, unas arpías, eso era,
como no iban hacer, si siempre que salía estaban detrás de él como buitres
detrás de carne muerta, y yo solo me ponía de mal humor toda la tarde, causando
su burla, a él le hacia gracia mis celos, decía que eran ataques de envidia.
Había llegado a la playa el amanecer comenzaba,
aquel hermoso amanecer, el cual tenía mis recuerdos mas profundos, el agua se
veía tan hermosa, el reflejo del sol la hacia coger un color más cristalina. Me
daba ganas de nadar, la marea estaba alta, algo muy normal en la ciudad, el
sonido de las olas me tranquilizaba y me hacía tener energía para seguir el día.
Me detuve en la orilla, el agua tocaba las puntas de mis zapatos, me quite el
sudor de la frente, respire profundo recordando el bello rostro de mi enamorado,
saque mi móvil, marque el número, aquel que me diría si era cierto lo que se
rumoraba, me diría si Andrew regresaría al vecindario. Una voz cálida respondió, tanto tiempo sin
escucharla, llevaba tiempo sin escuchar un saludo igual. Tome aire y respondí
al saludo, con el típico “hola”.
-
¿Quién
habla? – Dijo la voz mientras yo volvía a tomar aire-.
No
sabía que decirle, después de tanto tiempo sin hablar con él, mi garganta se
cerraba impidiendo el habla, me tranquilicé, tenía que hablar, necesitaba saber
la verdad.
-
Soy
Sofía, ¿me recuerda?... Su vecina – Dije mientras pasaba saliva lentamente.
-
Y
¿qué deseas? – Dijo él mientras el silencio se prolongaba en la llamada.- Habla
rápido niña que no tengo todo el tiempo.
Vi
el móvil, pensé en colgar, pero nuevamente su voz sonó “Perdón no fue mi
intención responderte así”…
-
Solo
quería saber si Andrew, bueno si el… Es que… Si va a volver al vecindario… -
Dije mientras escuchaba la respiración de Cedric-.
-
Andrew…
No he hablado con él desde que se fue de casa, pero si el decide regresar él
tiene su hogar, como sabrás no la vendí, aun que mucha gente piensa que si… Andrew
puede llegar allí en cualquier momento, por mi parte no sé nada de él, si llego
a enterarme de algo te prometo que te llamare, sé que lo extrañas, te entiendo…
Cedric
siempre sabía lo que sentía, era como un don. Andrew no regresaría a su hogar,
era de esperarlo, nadie dejaría Inglaterra.
-
Gracias
señor Cedric, si sabe algo no dude en llamarme a cualquier hora, estaré
esperando su llamada… – Dije cortando el movil-.
Vi nuevamente
el sol salir, Rodrigo se puso a mi lado, observo el mar por un momento y luego decidió
verme a mí. Todos los días me iba a buscar para llevarme a desayunar. Rodrigo
era el que me había sacado de la perdida de Andrew cuando decidió partir, le
debía mucho, ahora éramos pareja, y era hermoso estar con él, pero no sentía lo
mismo que por Andrew, era más cariño que verdadero amor. Le di un beso y
proseguí a caminar con él a la cafetería cerca de la playa. Siempre me
observaba con el mismo brillo en sus ojos, cogía mi mano al caminar y me decía
palabras cursis para romper los silencios, lograba sonrojarme rápidamente
-
¿Estás
bien amor?, te noto diferente – Dijo el dándome un abrazo cálido como siempre
lo hacía-.
-
Tenía
que mentirle, el conocía mi historia, él fue amigo de Andrew, se puede decir
que su mejor amigo, no podía decirle que mi problema tenía nombre.
-
Solo
es cansancio, no me pasa nada, cuando estoy contigo todo vuelve a la normalidad,
no te preocupes amor.
Habíamos
llegado a la cafetería, el lugar era una especie de estructura española con un
toque francés, el color rojo envejecido, las flores de miles de colores que
decoraban las mesas en el exterior y la manera en que te atendían con esa
picaría francesa que solo ellos podían tener te hacia sentirte en Paris por un
momento. Pedí un café con pan francés, Rodrigo por su parte pidió lo típico, un
jugo de naranja más huevo revuelto con pan. Hablamos sobre la carrera,
estábamos a punto de terminar, estudiábamos lo mismo, Gastronomía, me fascinaba
la cocina al igual que él, podíamos pasar horas hablando de recetas que inventábamos
en nuestras tardes libres, intercambiando trucos y herencias que nos habían
dado nuestros familiares más ancianos, disfrutaba compartir esa parte de mi
vida con él.
-
Sofía veo que has
mejorado la receta del pastel de chocolate con una pisca de naranja, me parece
perfecto agregarle chocolate amargo, de esta manera la naranja se uniría mejor-
dijo el tomando el primer sorbo de su zumo- aunque claro es una combinación
extraña…
-
Bueno no todo puede ser
perfecto, tal vez al prepararlo coja buen sabor, o sea un fracaso más que
revolucione la manera en que veo la cocina
Me levante de la mesa, vi hacia la playa, mi
celular sonó, era un numero privado, ¿pero quién podría ser?, proseguí a
contestar, el silencio, una voz, un sentimiento y un dolor llego, mi corazón
lloraba mientras mi alma lo consolaba. Una lagrima corrió por mi mejilla, mi
voz se corto, el silencio se prolongo en mi alma y voz, comencé a volver en sí,
tenía que ser fuerte, tenía que respirar, debía de comportarme, el señor
esperaba mi respuesta la cual parecía no querer salir, respire profundo, me
limpie la mejilla y proseguí hablar.
-
Discúlpeme,
no es fácil pensar en estas cosas, tanto tiempo sin verla y ahora esta… bueno
lo que usted dijo – dije intentando guardar la calma – ¿en donde dijo que la encontraron?
-
Bueno
Sofí, la encontramos dormida en su cama, fue un paro cardiaco, como sabrá ella
no estaba bien de salud, al parecer fue por su problema del corazón, sé que
usted desde hace un tiempo no tenía una cercanía a ella, pero ella siempre
hablaba de ti, pero como no iba hacerlo si eres su única hija – Dijo Paul
mientras respiraba – Solo le pido que me deje el cuerpo aquí, ya que yo la
amaba, hace 5 años que decidí traerla a mi hogar – Lloro un poco -.
-
Está
bien, no te preocupes al fin y al caso desde que mis 16 años no tenía un buen
contacto con ella, no te culpo pues tú solo la amaste. De hecho su partida me
unió más con mi abuela la cual también ya falleció – Dije con un nudo en la
garganta – pero bueno igual quiero ir al entierro, ustedes viven a unas horas
de aquí así que no se me dificultara ir, ¿Qué día será? – Dije aguantando el
llanto no quería que Rodrigo se diera cuenta -.
-
Bueno
Sofí, pienso hacerlo dentro de una semana para que todos puedan venir, ya le he
avisado a la mayoría de personas que conocen a tu madre, el señor Cedric, su
vecino dice que tal vez pueda venir, me ha comentado que lo has llamado hoy,
tal vez es cosa del destino que se vuelvan a ver… - Dijo él con un tono
irónico-.
-
Tal
vez… Paul te llamare al llegar allá, iré con Rodrigo no quiero ir sola. Gracias
por avisarme, recuerda que por alguna cosa que necesites no dudes en llamarme –
Dije colgando el teléfono con un hasta luego -.
Rodrigo se dio cuenta de todo lo que había pasado, él
sabía muy bien que aun que mi madre no me quería del todo yo la amaba, si no
hubiera sido por ella yo no hubiera conocido a Roy y a Fer. Roy decidió
llevarme a casa, sabía claramente que no quería hablar de nada, pidió un taxi y
comenzamos a marcharnos, seguía llorando, estaba devastada, aquella persona que
me dio la vida se había marchado, Cristina, mi madre ya no estaba, no volvería
y ahora si era un adiós y no hasta pronto.
Roy abrió la casa, me preparo un café y se sentó a observarme, levanto el teléfono y
llamo a la aerolínea, haría reservaciones para el viaje, ya le había contado
todo, él siempre me daría su apoyo sin importar nada. Me detuve en la ventana
intentando ver la luz, intentando ver una salida, una mano extendida
llamándome. Roy se levanto del sofá y me recordó que todo estaría bien, como
aquel año en donde él se fue, si cuando se fue Fer…
-
Ya
hice las reservaciones, ¿quieres que me vaya y te deje sola? – Dijo el poniendo
el teléfono en su lugar-.
-
Quiero
que te quedes, lo último que quiero es quedarme sola, debería llamar a mi tía
para avisarle de la muerte de mi madre, al fin y al caso ella fue la que me
cuido y debe de saber – Una lagrima se me callo -.
-
Bueno
yo la llamare desde mi casa, no quiero que te agobies de problemas, sabes se
que se siente, cuando mi padre se fue de casa, mi madre calló en una fuerte
depresión, tanto así que siempre se la pasaba llorando a todas horas, pero ella
era fuerte, por mi dejo de llorar y comenzó a vivir, a respirar, a ser la misma
de siempre –Dijo el intentándome dar fuerzas, pero cuales fuerzas, si mi madre
estaba muerta-.
Termine de llorar, lo voltee a ver, proseguía tomar el café frio que estaba en la mesa, con
una lentitud impresionante, mi playera estaba completamente mojada, pero que
importaba, solo eran gotas de mi alma, de mi corazón. Proseguí a cambiarme, Roy
esperaba en la sala, hoy dormiría en su departamento, aun que llevábamos 3 años
juntos no tenía una confianza con él, parecía que entre Roy y yo no pasaba
nada, éramos como amigos intentando dar amor, intentando hacer una ilusión, que
al final no se daba, no nacía, no crecía, y no queríamos que pasara, pero aun
así lo quería…
Tome algunas cosas de mi ropero y salí de la
habitación. Cerré la puerta de la casa la brisa me levanto el cabello, mientras
me secaba las lagrimas. Roy vivía a unas cuadras de mi casa así que podíamos
irnos caminando sin ningún problema, y así fue, caminamos hasta llegar al
edificio. Roy abrió la puerta de la entrada principal, llamo al elevador
buscando una opción rápida, el vive en el piso 5 edificio 502. Llegamos al
departamento el cual estaba más que callado, oscuro, así como Andrew…
-
Si
quieres puedes dormir en la habitación de huéspedes o puedes dormir conmigo, si
no te incomoda – Dijo él con un tono suave y cariñoso, yo había dormido mucho
tiempo con él, ya me sabía su departamento de pies a cabeza, pero claro eso no
le quitaba a Roy lo caballeroso -.
-
Cómo
crees que dormiré en esa habitación, yo dormiré
a tu lado, como siempre ha sido, mi tristeza es aparte a lo que siento
por ti amor, sabes llevo ya un tiempo sin venir aquí… Aquí fue en donde me
dijiste que te gustaba, como olvidarlo, Bueno cariño creo que tu tendrás que ir
hoy a la UNI yo por mi parte no iré, con esto que siento mejor no ir, me
quedare toda la tarde aquí – Dije para que él se calmara, no se preocupara y
todo volviera un poco a la normalidad-.
-
Si
hoy iré, aun que es temprano apenas son las 3 de la tarde así que me queda una
hora para estar contigo, te preparare algo de comer y luego me iré – Dijo
mientras caminaba a la pequeña cocina…
Pase toda una semana en el departamento al lado de
Roy, los últimos días antes de irnos al entierro de mi madre fueron los más
tranquilos, él siempre me ayudaba en lo que necesitara, y estudiaba con él las
clases que había perdido. Hoy era el día, partiríamos a ver a mi madre por
última vez, hoy 10 de enero me despediría de mi madre. El avión partió a las 13 de la tarde el entierro sería a las
16, así que teníamos tiempo de sobra, el vuelo duraría 30 minutos para llegar
allá.
Habíamos llegado, el vuelo se retraso un poco así
que llegamos a las 14 de la tarde, Paul nos esperaba en el aeropuerto, Roy
recogió el pequeño maletín que llevábamos para pasar dos días allí. Paul nos
llevo a su casa, la cual estaba como la recordaba, había venido hace un año y
parecía que nada había cambiado. Comimos un poco de pan y café antes de irnos
al cementerio, al parecer Cedric iría, lo cual tal vez me alegraría, tal vez ya
tendría noticias de Andrew, o tal vez me diría algo de ayudan, siempre fue muy
amable conmigo y mi madre.
Nos fuimos en el carro negro de Paul, el cual solo
hablaba de los últimos años de mi madre con él, parecía que habían vivido muy
felices durante estos años, por todos lados había fotos de mi madre, se notaba
la felicidad entre ellos, eran tal para cual. Llegamos al lugar a las 15:30,
había mucha gente hay reunida, infinidades se podría decir, por todos lados
personas dejando flores y observándonos dándonos a entender que están con
nosotros en el dolor, que podía decir de todo esto, mi madre era una persona de
darse a conocer en todo lados, fueran por cosas malas o buenas terminaba
haciendo amigos y conocidos. Mi tía no había llegado al entierro, al parecer no
podrá asistir al entierro de mi querida madre, ya nada importaba.
Mi madre se encontraba en su ataúd. Me acerque a
ella, la vi, estaba con una expresión de felicidad que nadie le quitaba, le
dije “adiós madre, te veré algún día”, la extrañaría, aun que no tenía tanto
acercamiento con ella la amaba, recordaba todos los momentos felices a su lado,
aquellas tardes de almuerzo a su lado, era feliz cuando estaba con ella, y
ahora todos aquellos recuerdos se irán con ella como un rayo que cae en la
tormenta, sentía cada vez esa sensación de pérdida, no podía creer que mi
querida madre no respiraba no hablaba, no pensaba, estaba muerta, eso era lo
único que sabía. Alguien se coloco de tras de mí, no sabía quién era, un frio
recorrió mi cuerpo, sabía que era algo malo,
una voz lenta y delicada, un susurro lleno mis oídos de miedo…
-
Hola
Sofía…
La voz volvió a sonar en mis oídos mientas un frio
corría por mi cuerpo, no era algo bueno, intente moverme un poco pero mis
piernas estaban paralizadas, tenía miedo. Tome aire como cualquier niño después
de juagar, intente voltearme esta vez mis piernas me dejaron, un hombre de
cabello negro, ropa negra y con una piel pálida como la nieve me observaba
lentamente, no lo reconocía, era alguien nuevo en mi vida. Mi boca se serraba y
temblaba cada vez más rápido mientras el solo observaba mi miedo. Lentamente
hable mientras el miedo cogía más mis piernas.
-
¿Quién
eres?- dije mientras mi voz se cortaba, el solo se quedaba observándome como si
quisiera hacerme daño-.
-
Yo
soy Berky Kiaro, mejor conocido como “el asesino de mujeres”, vengo por ti
Sofía, me han enviado desde muy lejos para llevarte conmigo- un escalofrío
corrió todo mi cuerpo, estaba a punto de ser asesinada.-
-
Pero
¿Quién quiere verme muerta?, ¡Dímelo!- Grite con mi mayor fuerza, no me dejaría
por este patán-.
-
Tranquila
no te asesinare, solo te llevare conmigo, alguien quiere tu sangre, tu eres la
culpable de todo esto, si no te hubieras acercado nunca a él nada pasaría…
Una voz se escucho a lo lejos, parecía ser Cedric,
se acercó cada vez más y más mientras yo recurría a temblar, Berky se volteo a
ver quién era mientras Cedric se acercaba cada vez más. Poco a poco la luz se
apagaba para llegar la oscuridad, estaba anocheciendo, los ojos de Cedric
brillaron como los de nadie mientras Berky solo observaba el ambiente, parecía
que nadie se daba cuenta de lo que pasaba, se podía escuchar a lo lejos los
murmullos y una que otra risa tranquila mientras a mi alrededor había un
ambiente tenso y oscuro.
-
Aléjate
de ella Berky- Grito Cedric mientras el solo reía-.
-
Mira
quien llego el vampiro más buscado por todos Cedric, ¿Vienes a defender a la novia
de tu hijo?- Dijo mientras seguía riendo-.
-
Aléjate,
la noche está llegando sabes que puede pasar, ¿quieres que todos vengan a
matarte?
-
Yo
nunca moriré soy una sombra nosotros no morimos, dadme a Sofía y dejar de
molestar-.
-
Nunca…
Me alejé de ellos, sentía miedo, cada vez más miedo,
Cedric empujo con fuerza a Berky el cual salió volando por los aires, comenzaba
a preocupare, la luna se asomaba cada vez más, la piel de ellos se ponía más
pálida, un frio y neblina se hacía
alrededor de ellos, una escena escalofriante, Berky se levanto lentamente
mientras Cedric se acercaba a él.
-Dame a la chica Cedric, ¡Dámela!, no te
entrometas.- Grito Berky mientras Cedric se acercaba más-.
- Nunca te la daré, ella no se irá con ustedes, no
me importa si tengo que morir pero contigo no se irá, ya es tarde para ti
pronto vendrán los demás para llevarte y hacer lo que quieran contigo, mejor
vete, vete lejos.
- No me voy sin la chica.- El corrió hacia mí, se
coloco detrás de mi.-
- Déjame estúpido, déjame, no me iré-Grite mientras
él me cogía un brazo-.
Se acercó más y más a mí dándome la vuelta, mostro
sus colmillos y me mordió lentamente. Sentía sus dientes dentro de mi brazo, un
líquido doloroso pasaba por mi cuerpo, era su veneno, sentía dolor, Cedric se acercó
y me lo quito de encima mientras yo caí sin sentir mi cuerpo.
-
Ahora
entiendo porque quieren su sangre, están deliciosa, tan dulce, quiero más,
dádmela, quiero su sangre- Dijo Berky mientras Cedric lo veía con odio-.
-
Nunca,
como te lo dije antes deja de molestar a Sofía, prefiero morir antes que
dártela, ¡sombra del demonio!
Los dos se acercaban cada vez más, yo me encontraba
completamente inmóvil solo observaba desde el suelo lo que pasaba. Cedric
caminaba para todos lados intentando hacer tiempo para ver que hacía, me protegía,
pero no podría él solo, Berky por su parte me observaba una y otra vez deseando
mi sangre. Una voz sonó cerca de Berky, parecía un hombre, no lograba verlo
bien, se acercó a mí, me levanto lentamente y prosiguió a morderme al igual que
Berky, esta vez sentía como el veneno corría hacia aquel hombre pálido, su
cabello rojizo y sus ojos de color era lo único que podía ver, comenzaba a
sentirme mejor.
-
Así
que Cedric no puedes solo, veo que has traído a uno de tus amiguitos, no me
importa puedo contra los dos, no me iré sin antes llevarme a Sofía.
-
Yo
he venido por mi parte, vine por parte de Andrew.- Andrew lo había enviando, mi
querido Andrew me estaba ayudando a salir de esta, sentía una alegría interna
que nadie podría quitarme.-
-
Estás
de acuerdo que de aquí nos ales verdad Berky, te asesinaremos como lo hicimos
con tu padre, ¿lo recuerdas? Cuando apenas eras un simple bebé- Dijo Cedric
intimidando a Berky.-
-
No
me importa nada, yo me llevaré a Sofía conmigo, ni tu Cedric y menos tu Cleitor
se la podrán llevar, ella será llevada con mi amo, el probará su sangre- Grito
mientras lo acorralaban-.
Berky tiro lo más lejos que pudo a Cleitor el cual
pudo mantenerse estable, se movió por la oscuridad hasta tener una distancia
con Cedric, parecía intentar huir pero no era así, Berky se movía por la
oscuridad haciendo un circulo entre Cleitor el cual se encontraba acorralado
por los movimientos de la sombra. Cedric corrió hacia mí y lentamente se
escabullo entre los árboles para dejarme en un lugar más seguro, estaba un poco
más lejos y ahora me sentía a salvo. Cedric se acercó a Berky lentamente,
observaba como el cogía sus brazos los cuales craqueaban como la madera de las
casas, en sus ojos una lagrima se comenzaba a hacer estaba sufriendo, no podía
hacer nada para que eso no pasara.
-
Cedric
no le hagas más daño, sabes que ellos no morirán solo le harás sufrir, no
caigas en asesinar como hace tanto tiempo- Dijo Cleitor mientras le quitaba de
las manos a Berky el cual cayó al suelo como un indefenso-.
-
Llévatelo,
llévatelo y enciérralo con los demás, no dejes que escape- Dijo Cedric mientras
veía el cuerpo indefenso de Berky-.
Una mujer se postro detrás de mí como un aire
pasajero, puso sus manos frías en mi cuello cortándome un poco la respiración,
su perfumen a flores me comenzaba a marear, poco a poco iba collendo como una
niña, estaba desmayándome, Cleitor la observo de lejos y corrió hacia ella, la
mujer se escabullo entre las sombras rápidamente impidiendo un golpe por parte
de Cleitor, mientras que caía lentamente observaba como la mujer cogía el
cuerpo de Berky sin que Cedric pudiera hacer nada, desaparecieron en la
oscuridad como una ráfaga de luz, Berky se había salvado.
-
Se
encontrará bien, esa mujer era ella verdad, ella ha regresado…
-
Si
Cleitor Rose está de vuelta, parece que nos esperan unas largas noches, Andrew
ya debe de estar al mando de esto, por algo te ha mandado, por lo menos te
diste cuenta de su presencia justo a tiempo antes de que se la llevarán
-
Debo
de ir con Andrew debe de encontrarse preocupado, no quiero angustiarlo más-
Dijo mientras desaparecía en las sombras-.
Sentía los brazos de Cedric cargándome nos
acercábamos en donde estaba Roy y Paul, ellos solo observaban la escena
intentando ver una respuesta, la cual no encontrarían nunca. Cedric me entrego
en brazos de Roy el cual solo me veía intentado encontrar una solución a lo que
veía.
-
Tranquilo
ella estará bien, lloró mucho conmigo es todo se canso en mis brazos por lo
cual se durmió, no pasa nada mañana verás que estará bien, cuando despierte
dile que iré a verla cuando pueda, procurare llamarla para quedar de acuerdo
con ella- Dijo el dando una respuesta a lo que había pasado-.
-
Si
está bien Cedric yo le digo, creo que ya es hora de irnos, es demasiado tarde y
nosotros debemos de regresar a casa a primera hora de la mañana, salúdame a tu
hijo
-
Bueno
Cedric fue un gusto tenerte aquí le hizo muy bien verte, y más a mí que me has
acompañado en el dolor, espero verte pronto por aquí, y que mejor con cosas
buenas- Dijo Paul terminando el entierro de mi madre-.
Abrí mis ojos para observar como Cedric se iba
dejándome con tantas dudas, con sentimientos y con unas ganas de volverlo a
ver. Proseguí a dormir y dejarme llevar por Roy al coche en donde dormiría
hasta llegar a la casa de Paul el cual se encontraba muy cansado. Habíamos
llegado a casa en donde por fin descansaría, Roy prepara la cama y proseguimos
a dormir juntos. Al llegar a casa nuevamente debía llamar a Cedric para
podernos ver y preguntar todas esas cosas que dudaba, tenía miedo de que fuera
algo malo o que involucrara a Andrew pero debía saberlo.